sábado, 15 de diciembre de 2012

True or False



Un sabio dijo una vez: “La mentira es lo que prolonga el tiempo de una relación en crisis”, y es cierto. Tan cierto como que la mentira nunca resta oculta y casi siempre puede ser detectada. En ello se basa la parte de la psicología jurídica que se ocupa de la detección de la mentira y la validación del testimonio. En concreto es el estudio de la comunicación no verbal (CNV) el que más pistas nos dará acerca de cuando una persona no dice la verdad.

Es conveniente advertir que en psicología jurídica se distingue entre dos tipos de falsedad. Una cosa es el testimonio que dice algo no cierto, pero sin embargo cree realmente que lo que está diciendo es verdad y la otra aquel testimonio que miente deliberadamente. En el primer caso el testimonio no es mentiroso sino que cree conocer algo que es mentira. En su recuerdo interfieren distorsiones cognitivas, sesgos en la percepción, errores de memoria… Lo que este artículo aborda es el segundo caso, es decir, al testigo mentiroso que sabe de la falsedad de lo que dice.

Volviendo a la CNV. Conviene advertir que más del 80% de la información que emitimos al resto de personas, la hacemos con elementos no verbales, ya sea mediante expresiones faciales, el contacto visual, el lenguaje corporal, el contacto físico o nuestra apariencia física y vestimenta. E igual que nuestra emisión de información en ocasiones es involuntaria, parte de la captación de esa información también se produce de un modo inconsciente. Debido a esto, para quien es experto en lenguaje no verbal y domina el arte del interrogatorio policial, el engaño no supone problema alguno, es como sumar. Pero es más curioso saber  que entre conocidos la mentira es casi siempre detectable de un modo inconsciente. Al mentir a nuestra madre, padre o amigos íntimos, lo más probable es que, pese a no conocer los factores observables que demuestran la falta de sinceridad, perciban que estamos mintiendo.

Mentir correctamente es excesivamente complicado ya que se deben controlar muchos factores a la vez para no ser descubierto. A nivel fisiológico se entra en un estado de ansiedad (mayor o menor dependiendo de la persona) que se manifiesta aún levemente con: aumento de la tasa cardíaca y respiratoria, rubor, sudoración de la piel o reseco de boca así como la dilatación pupilar.  En este punto conviene advertir que estos cambios fisiológicos no son determinantes ya que puede darse en personas sinceras pero con altos niveles de ansiedad cuando ve que se sospecha de ellas. Pese a decir la verdad se ansían. Es algo parecido a lo que les ocurre a algunos abstemios que tiembla al ser requeridos por la policía a un control de alcoholemia, pese a saber que no han consumido licor alguno. O el nerviosismo que te domina al pasar por el arco de metales de los aeropuertos pese a no llevar ninguna arma.

En cuanto a la, ya famosa, CNV hay varios factores que podemos detectar:
  • Al mentir, la persona, por herencia psicogenética, tiende a esconder la boca del oyente. La parte por donde se verbaliza la mentira. Es por eso que signos como taparse la boca, frotarse el ojo o la nariz (en estos dos últimos casos también son actos que tienen relación con ese cubrimiento de la boca ya que hay una inclinación de cabeza donde la boca tiende a esconderse hacia el pecho o la mano queda entre la boca y los ojos del oyente) son atribuidos a la mentira.
  •  La ansiedad y tensión en la que se entra cuando se miente llevan a producir una serie de signos gestuales que denotan mentira: Hay un menor contacto ocular, menor alegría en la expresión facial,  se hacen gestos de boca desagradables, pocas afirmaciones de cabeza y excesiva gesticulación. Todo ello son consecuencias de la ansiedad y tensión  en la que se entra cuando se miente. Además, se ha descubierto que en los hombres mayoritariamente se produce un bloqueo corporal, no siendo tan evidente en mujeres.
  • Fijándonos en la proxémica la persona persuasiva y creíble es tendente a las distancias cortas y el mentiroso tiende a una menor inclinación hacia el oyente ya que busca establecer la mayor distancia posible.
  • Vocalmente la menor fluidez verbal, la mayor latencia de respuesta y el tono agudo de voz son indicios codificados como engañosos.
Como tercer campo de análisis sobre la mentira, encontramos el contenido verbal del la persona deshonesta. Para ello se centra en  las llamadas huellas de la memoria. Es decir, en cómo se fijan en nuestra memoria los datos. Esa huella es diferente si los hechos son externos a la mente, es decir, los hemos experimentado y por tanto son reales, a si los hechos son imaginados. La persona cuando verbaliza una recuerdo de origen externo, su exposición, posee mas explicaciones contextuales, más detalles semánticos y sensoriales. Sin embargo cuando se recuerda algo inventado la información es más genérica, creada y propia de la persona que habla, no se da casi una explicación del contexto ni la narrativa incluye grandes explicaciones sobre los sentimientos y sensaciones.

En conclusión, si vas a mentir, piénsatelo dos veces, lo más probable es que seas descubierto.