domingo, 28 de octubre de 2012

Matonismo


El Periódico      El Mundo     El País       ABC
El pasado jueves 18 de Octubre los periódicos amanecían con la noticia sobre la conmoción de la sociedad canadiense por lo que parece ser un suicidio de una chica de 15 años. Víctima de acoso escolar desde hacía años, decidió grabarse a sí misma para explicar lo sucedido a quien la quisiera escuchar. El caso de Amanda Todd ha reabierto, una vez más, el debate sobre la violencia entre adolescentes en el ámbito escolar, o lo que es lo mismo: el bullying. 


En la actualidad "bullying" es el nombre que se le da a una conducta que existe desde bastante antes que tuviera esta popular nomenclatura. Bullying viene de "bully" que en español traduciríamos por matón. En todas las generaciones ha habido matones, y quien más y quien menos los ha detectado durante su etapa estudiantil; por lo que no entraré en detalles. Lo vital aquí es explicar las consecuencias psicológicas de dichos actos para evidenciar la necesidad de políticas preventivas y tratamientos que aborden la cuestión. 

Criminológicamente podemos describir el bullying como aquella persecución física o psicológica de un alumno hacía otro, siendo éste último una víctima reiterada que acaba adquiriendo un rol del que es muy difícil salir por sus propios medios. La dificultad añadida a este tipo de acoso erradica en dos factores: la temprana edad en la que se produce, y a que se de entre iguales. En la adolescencia el sistema cognitivo y emocional todavía está formándose. Ello comporta que la mayoría de jóvenes no tenga aún unos buenos mecanismos para el control de las emociones que les permitan canalizar el acoso y salir de él. El daño y encierro psicológico se acentúa cuando los autores son tus iguales, es decir, las personas con las que compartes el mismo momento vital (la adolescencia) y te relacionas.

En la víctima de acoso escolar concurren varias consecuencias psicológicas inmediatas como son el descenso de su autoestima, el incremento de la ansiedad y la propensión a cuadros depresivos. Ello dificulta la integración al medio escolar, y siendo esta fase vital para el adolescente en su formación como adulto, provoca que el desarrollo normal de los aprendizajes se vean dificultados. El ejercicio de la violencia en este contexto pueden producir una serie de implicaciones graves, tanto en el victimario (matón) como en la víctima:
  • Para el matón puede suponer el inicio y desarrollo de carreras delictivas. Aprender a obtener satisfacción mediante el abuso de otras personas puede abrir la puerta a una forma de vida delincuencial.
  • Pese a que no es una consecuencia mayoritaria, puede darse el llamado vampirismo: que el acosado, a posteriori, se convierta en acosador.
  • Desde el punto de vista de la victimología se dan tres posibilidades mas:
    • El acoso, al darse en un entorno escolar, puede dar lugar a una multivictimización. Es muy habitual que al matón inicial se le sumen otros imitadores que hagan sufrir a la víctima. En muchos casos el resto de alumnos se dejan llevar por la inercia que el matón crea (psicología de grupo) eso hace que la ayuda por parte de otros compañeros sea poco probable, incrementando así el sentimiento de exclusión social. 
    •  Consecuencias futuras perjudiciales como podría ser el acarreo de una inseguridad total para la vida, el refugio en las drogas, o incluso al suicidio. El hecho de que se de en un medio cibernético, donde la información y la repercusión se multiplican, incrementa las posibilidades de sentimiento anómico precursor del suicidio. 
    • Salen a la luz los factores de protección de los que la víctima disponga, y en el mejor de los casos se da la llamada resilencia: la capacidad de determinados sujetos para sobreponerse a episodios de dolor emocional y traumas.


Desde la criminología se debaten diferentes posturas de actuación. La mayoría se circunscriben al ámbito escolar, se da por hecho que una mejor educación/autoridad parental solucionaría parte de la problemática, pero eso es susceptible de la mayoría de tratamientos delincuenciales. Aquí por lo que se aboga, como medida de apoyo a la educación familiar, es por una intervención también en la escuela que facilite las cosas.  

Para lograr una buena efectividad la actuación preventiva se debe contener: 
  • Una supervisión responsable que imponga límites a la acción. Además se ha demostrado, en contra de lo que pueda parecer, que este tipo de intervención es más efectiva si se realiza sobre el entorno, a la totalidad de los alumnos. Si lo hacemos solamente sobre los individuos concretamente afectados por el bullying. Esto último comportaría la estigmatización de los supervisados dando lugar a otras problemáticas.
  • La enseñanza debe integrar una metodología básica en la que es vital la figura del profesor, de ahí que éste deba ser correctamente instruido, no vale cualquiera. Es esencial que los alumnos aprendan:
    • A fortalecer la empatía.
    • A controlar el impulso y en concreto la canalización de la ira.
  • Es fundamental incentivar la participación de los padres. Ayuda en gran medida aplicar entrenamiento de los padres vía programa escolar. Esta actuación debería iniciarse antes de que los hijos estén en la edad escolar problemática para así poder anticiparse a los hechos y poder efectuar un correcto control que facilitará el desarrollo de sus hijos, tanto con sus iguales, como en el seno familiar.
  • Además la participación parental debería ayudar a detectar las familias en riesgo, que pudiera predecir que alumnos requerirán de especial atención.
Ejemplo aplicado en Andalucía--> Aula de convivencia

En esta vía están destinadas las llamadas aulas de convivencia. Pese a que a primera vista parece que su aplicación está dando buenos resultados, en mi opinión es un objeto de tratamiento que debe ser revisado y correctamente evaluado. La mayoría, aunque no todas, no cumplen con las directrices expuestas y comportan el riesgo de estigmatizar al matón, ya que tienden a un tratamiento personalizado del agresor y no a uno adaptado al modelo educacional que se integre en todo el entorno y no solo en los sujetos afectados. Tendríamos, que ver si las estadísticas que validan los beneficios de estas aulas tienen en cuenta las consecuencias negativas que, a largo plazo, puede provocar la  estigmatización del infractor. Una batalla ganada que desemboque en otra guerra no es más que una derrota por partida doble. 

martes, 16 de octubre de 2012

La rutina y sus teorías



Era jueves y cogía el metro en hora punta camino de la universidad. Mientras viajaba bajo los efectos aletargantes de la rutina, tuve una reflexión curiosa alimentada por la imagen que día a día ofrece el transporte público a cualquier ojo atento de la realidad que nos rodea. En este caso era la de un grupo de usuarios absortos ante sus móviles de última generación. Estaban impermeabilizados: los auriculares taponaban sus oídos y diminutas pantallas nublaban su vista. Nadie parecía atento a lo que pudiera pasar en aquel vagón.

¿Nadie?


Fijémonos en la llamada teoría de las actividades rutinarias. Establece en uno de sus principios que los cambios sociales actúan como factor motivador en ciertos delitos. Observando el quehacer diario en nuestras ciudades se pueden descubrir hechos semejantes al ejemplo que expondré a continuación.


La teoría mencionada se fija en los cambios que se dan en la sociedad y que motivan la delincuencia. Establece que la motivación a delinquir puede ser alimentada por dichos cambios (también hay influencia inversa, inhibiendo al delincuente) ya sea dando nuevos objetivos susceptibles de delito, así como disminuyendo la seguridad y facilitando la oportunidad delictiva.  Uno de los ejemplos más utilizados es el efecto que provocó la incorporación de la mujer al mercado laboral en Estados Unidos a partir de la década de los 60. Este hecho provocó un cambio en el mundo delictivo por cuanto a que las casas empezaron a quedar muchas horas sin supervisión, cosa que comportó que los robos en viviendas empezaran aumentar. 


Pero volviendo al vagón de metro, esta teoría da que pensar. La masificación de los smartphones ha llevado al uso generalizado de los mismos. Entre los ciudadanos se ha asentado el hábito de usar todas sus múltiples aplicaciones para abstraerse durante el trayecto. Ello reduce la atención de los usuarios y los hace más vulnerables a ser víctima del carterista. No es novedad, ni mucho menos, la existencia de carteristas en los transportes públicos. De hecho su aumento es motivo de debate y opinión en los medios desde hace ya tiempo. Todos acaban concluyendo que la autoprotección es el remedio más eficaz para luchar contra este tipo de hurtos.

Mientras la situación no mejore, la autoprotección parece ser para los usuarios la mejor arma para luchar contra los robos. Llevar bolsos cruzados lo más pegados al cuerpo (especialmente en el caso de las mujeres) o evitar portar el billetero en el bolsillo trasero de los pantalones son algunos de los apartados más destacados del manual del buen pasajero del metro. Andrea García, estudiante de 18 años, añade más. Ir “con mil ojos” y llevar el dinero repartido en diferentes bolsillos, nunca en el monedero.” 1

Además quien utilice el metro barcelonés le será conocida la seguridad a modo de recomendación, que se emite constantemente por los altavoces y pantallas, de ir con cuatro ojos para no ser víctima de carteristas.

Pues bien a toda esta serie de medidas, y en tono de Grouxo Marx, propongo una más. Los nuevos teléfonos, por ley, deberían exponer una nota bien visible advirtiendo que el uso indiscriminado de los mismos puede hacer bajar la guardia ante la vida. Si! Como si de paquetes de tabaco con sus ineficaces advertencias se tratara. La abstracción del móvil ya no solo es preocupante en el metro; sino en la calle, en la cola del supermercado hasta en cualquier reunión con amigos. No dispongo de datos al respecto, pero pensemos en cuantos atropellos, caídas, mierdas de perro pisadas y conversaciones perdidas se habrán dado desde que el móvil es algo más que un aparato para llamar. 




1.Extracto de la noticia La Vanguardia (2011)


Info seria sobre Teoría de las actividades rutinarias


martes, 9 de octubre de 2012

Pederastia e Internet: Más que amigos.


A día de hoy vivimos en una sociedad que no se entiende sin la existencia ni utilización de las nuevas tecnologías, en las que Internet es la prima donna. Escribiendo desde un blog resultaría inútil negar la evidencia,  como igual de innegable son las facilidades que los avances en electrónica y tecnología dan a nuestra vida cuotidiana. Sin embargo, en la otra cara de la moneda encontramos esa misma facilidad para llevar a cabo conductas desviadas y dentro de éstas, para los delitos. Es interesante ver dicha sinergia en uno de los ámbitos delictivos que más ha proliferado en los últimos tiempos: los agresores sexuales infantiles.

El perfil del pedófilo y del pederasta se ha visto modificado en cuestión de unos aproximadamente 15 años. Por lo general nos encontrábamos con personas solitarias, que vivían aisladas con su particular preferencia sexual, que mantenían oculta a la sociedad. Internet y su conexión anónima, y a la vez masiva, con el mundo ha permitido, entre otras cosas, que se normalice la transmisión de archivos de pornografía infantil creando nuevos y muy variados perfiles y prácticas que van desde los propios creadores del material pornográfico (que cada vez son menos solitarios y más camuflados en la sociedad), hasta el individuo que únicamente visualiza pornografía infantil sin la intención de tocar jamás a un niño, o el que solamente se conforma con fantasear mediante archivos de animación o ficción.

Internet a ayudado a la evolución del perfil pederástico debido a que abre el campo de actuación, da la facilidad de acceso a material moralmente inaceptable, y eso crea que las barreras mentales sean más vulnerables y sencillas de saltar. Como resultado obtenemos una heterogeneidad del perfil de pedófilo, así como un aumento y diversificación de las prácticas ya que los instrumentos necesarios para perpetrar tales delitos como puede ser un móvil, una cámara de fotos, conexión a la red… son ya a día de hoy por todos accesibles. Tampoco hemos de olvidar que el terreno de la informática requiere de una técnica y conocimientos especializados, ello también es clave a la hora de adivinar el perfil actual, el dominio de técnicas de encriptación, rastreo... es habitual entre los nuevos pedófilos y pederastas.

Una de las prácticas de nueva creación que ha traído la tecnología es el llamado grooming. El acto que lleva a cabo un adulto para establecer un vínculo afectivo con menores vía Internet, para después extorsionarlos con la finalidad de obtener una satisfacción sexual ya sea con imágenes eróticas o pornográficas del menor, o incluso como preparación para un encuentro sexual. El código penal recoge este delito desde la reforma de diciembre del 2010. Sin embargo también han proliferado otras prácticas que quedan en el límite de lo ilegal, aunque no sin que haya controversia al respecto sobre si perseguirlo o no. Ejemplo claro de esto último es el llamado Hentai (cómics pornográficos) donde encontramos tipologías tan evidentes como el Lolicon, en la que se presentan relaciones sexuales con preadolescentes o niñas prepúberes con varones que doblan y triplican su edad, o el Toddlercon, donde los niños representados suelen ser menores a los 6 años. O la modificación de fotografías de carácter comercial e inofensivo en pura apología de la pederastia, así como webs pertenecientes a asociaciones legales y visibles en la que su lema es “la propagación del amor a los niños” como es el caso de los boylovers.
Ejemplo casto de Toddlercon
A la vista de la situación, los métodos para prevenir y para detectar a estos criminales, así como las disposiciones legales, destinadas básicamente a disminuir la comisión de los delitos también han ido surgiendo. Ejemplo de ello es el artículo 183 bis. de nuestro código penal que recoge la práctica de grooming. O la llamada “desprofesionalización” para los actos relacionados con pornografía infantil, es decir, tratar como irrelevante el ánimo de lucro para considerar como delito el intercambio de material pedófilo. El simple intercambio o tenencia, aún sin contraprestación económica ya es delito. Desde mi punto de vista no es suficiente con cubrir el ámbito legal. No solo la ley acabará con el problema.

Sería útil reducir la brecha digital que se da entre generaciones, hacer llegar a los padres de los menores los conocimientos necesarios para que puedan ejercer un control informal efectivo. Los padres han de ser conscientes de las dinámicas que se dan en Internet, no para prohibirlo, sino para estar atento. Un simple control rutinario bastaría para evitar gran parte de casos. De igual manera debería ponerse énfasis en los centros educativos sobre el correcto uso de las tecnologías y sobre cómo defenderse uno mismo de caer bajo los peligros de la red. El menor ha de aprender también que peligros entraña la red para estar alerta, una navegación segura se consigue básicamente con el conocimiento del propio usuario a protegerse. Que no se trabaje en la prevención de un modo correcto hace complejo que lleguemos a dar con una solución eficaz. Y si a esta carencia, le sumamos el difícil control de las mencionadas prácticas que se dan rozando la ilegalidad, podemos afirmar que la erradicación del problema está lejos de llegar. Pero afortunadamente, tampoco lo harán los debates y reflexiones al respecto.

martes, 2 de octubre de 2012

Obras Criminológicas I "La Zona"


LA ZONA (2007) Dir. Rodrigo Plá


¿Queremos una justicia restaurativa, o simplemente buscamos que el delincuente pague por lo que ha hecho? ¿Cabe la posibilidad de que seamos capaces de ser una sociedad de reinserción? Es importante valorar las consecuencias finales que comporten una u otra respuesta, e intentar adivinar que sociedad puede surgir bajo la primitiva ley del Talión (ojo por ojo), y sobretodo es fundamental respondernos si esa es la sociedad que queremos. La Zona nos adentra en el tradicional debate sobre la función de la pena en nuestra sociedad.

Además, ¿En quien debe recaer el castigo del delito? ¿Quién puede decidir sobre la vida de quien? Pensemos en si el delito, como fenómeno social es un tema complejo o sencillo. ¿Necesitamos expertos en la materia o las personas desde su única posición de personas pueden tomar la justicia por su mano? Si entendemos que a veces la propia sociedad que castiga al autor, es la misma sociedad que con su evolución descontrolada crea esas dinámicas delincuenciales, podremos entonces legitimamente dudar sobre la capacidad de justicia que pueda tener dicha sociedad (que no actúa con diligencia a la hora de crear el mundo que vivimos) Una sociedad que da la espalda a los problemas sociales, no creo que pueda tomar parte de decisión sobre las consecuencias que estos tengan ¿o sí?

Rodrigo Plá nos expone un mundo no muy diferente al que nos abocamos a vivir. No nos da una solución al problema, solo lo muestra para reflexión de los espectadores, para ser conscientes de la gravedad de un problema, al que no prestamos la correcta atención.





Info sobre la película la encontrarás en: