sábado, 15 de diciembre de 2012

True or False



Un sabio dijo una vez: “La mentira es lo que prolonga el tiempo de una relación en crisis”, y es cierto. Tan cierto como que la mentira nunca resta oculta y casi siempre puede ser detectada. En ello se basa la parte de la psicología jurídica que se ocupa de la detección de la mentira y la validación del testimonio. En concreto es el estudio de la comunicación no verbal (CNV) el que más pistas nos dará acerca de cuando una persona no dice la verdad.

Es conveniente advertir que en psicología jurídica se distingue entre dos tipos de falsedad. Una cosa es el testimonio que dice algo no cierto, pero sin embargo cree realmente que lo que está diciendo es verdad y la otra aquel testimonio que miente deliberadamente. En el primer caso el testimonio no es mentiroso sino que cree conocer algo que es mentira. En su recuerdo interfieren distorsiones cognitivas, sesgos en la percepción, errores de memoria… Lo que este artículo aborda es el segundo caso, es decir, al testigo mentiroso que sabe de la falsedad de lo que dice.

Volviendo a la CNV. Conviene advertir que más del 80% de la información que emitimos al resto de personas, la hacemos con elementos no verbales, ya sea mediante expresiones faciales, el contacto visual, el lenguaje corporal, el contacto físico o nuestra apariencia física y vestimenta. E igual que nuestra emisión de información en ocasiones es involuntaria, parte de la captación de esa información también se produce de un modo inconsciente. Debido a esto, para quien es experto en lenguaje no verbal y domina el arte del interrogatorio policial, el engaño no supone problema alguno, es como sumar. Pero es más curioso saber  que entre conocidos la mentira es casi siempre detectable de un modo inconsciente. Al mentir a nuestra madre, padre o amigos íntimos, lo más probable es que, pese a no conocer los factores observables que demuestran la falta de sinceridad, perciban que estamos mintiendo.

Mentir correctamente es excesivamente complicado ya que se deben controlar muchos factores a la vez para no ser descubierto. A nivel fisiológico se entra en un estado de ansiedad (mayor o menor dependiendo de la persona) que se manifiesta aún levemente con: aumento de la tasa cardíaca y respiratoria, rubor, sudoración de la piel o reseco de boca así como la dilatación pupilar.  En este punto conviene advertir que estos cambios fisiológicos no son determinantes ya que puede darse en personas sinceras pero con altos niveles de ansiedad cuando ve que se sospecha de ellas. Pese a decir la verdad se ansían. Es algo parecido a lo que les ocurre a algunos abstemios que tiembla al ser requeridos por la policía a un control de alcoholemia, pese a saber que no han consumido licor alguno. O el nerviosismo que te domina al pasar por el arco de metales de los aeropuertos pese a no llevar ninguna arma.

En cuanto a la, ya famosa, CNV hay varios factores que podemos detectar:
  • Al mentir, la persona, por herencia psicogenética, tiende a esconder la boca del oyente. La parte por donde se verbaliza la mentira. Es por eso que signos como taparse la boca, frotarse el ojo o la nariz (en estos dos últimos casos también son actos que tienen relación con ese cubrimiento de la boca ya que hay una inclinación de cabeza donde la boca tiende a esconderse hacia el pecho o la mano queda entre la boca y los ojos del oyente) son atribuidos a la mentira.
  •  La ansiedad y tensión en la que se entra cuando se miente llevan a producir una serie de signos gestuales que denotan mentira: Hay un menor contacto ocular, menor alegría en la expresión facial,  se hacen gestos de boca desagradables, pocas afirmaciones de cabeza y excesiva gesticulación. Todo ello son consecuencias de la ansiedad y tensión  en la que se entra cuando se miente. Además, se ha descubierto que en los hombres mayoritariamente se produce un bloqueo corporal, no siendo tan evidente en mujeres.
  • Fijándonos en la proxémica la persona persuasiva y creíble es tendente a las distancias cortas y el mentiroso tiende a una menor inclinación hacia el oyente ya que busca establecer la mayor distancia posible.
  • Vocalmente la menor fluidez verbal, la mayor latencia de respuesta y el tono agudo de voz son indicios codificados como engañosos.
Como tercer campo de análisis sobre la mentira, encontramos el contenido verbal del la persona deshonesta. Para ello se centra en  las llamadas huellas de la memoria. Es decir, en cómo se fijan en nuestra memoria los datos. Esa huella es diferente si los hechos son externos a la mente, es decir, los hemos experimentado y por tanto son reales, a si los hechos son imaginados. La persona cuando verbaliza una recuerdo de origen externo, su exposición, posee mas explicaciones contextuales, más detalles semánticos y sensoriales. Sin embargo cuando se recuerda algo inventado la información es más genérica, creada y propia de la persona que habla, no se da casi una explicación del contexto ni la narrativa incluye grandes explicaciones sobre los sentimientos y sensaciones.

En conclusión, si vas a mentir, piénsatelo dos veces, lo más probable es que seas descubierto. 



miércoles, 5 de diciembre de 2012

Los mitos mas extendidos sobre psicópatas


Aunque a mi pesar, cuando los criminólogos queremos ser escuchados, tenemos a nuestra disposición una carta comodín, un tema siempre atrayente: Los psicópatas. Películas, series, historias, noticias y despropósitos varios hacen de éste, un tema siempre en boga. Junto al interés que despiertan los protagonistas, se ha ido conformando una cultura popular alrededor de la figura del psicópata. Cultura que no está exenta de errores ya que, los discursos populares no se renuevan a la vez que lo hace la ciencia mediante sus avances, que día a día van descifrando este complejo enigma. Hay cosas de ellos que creemos saber, pero que distan de la realidad, como ésta, lo hace de la ficción. Desmontemos las más populares.

“SON INTELIGENTES”

La visión mayoritaria del psicópata tipo es la del asesino inteligente. Se tiende a pensar que tienen un coeficiente intelectual superior a la media. Pero no es cierto en absoluto. El psicópata se mueve por instintos, no tienen vínculo emocional y pese a que piensa poco, cuando lo hace siempre es para satisfacer su objetivo instintivo. Solo piensan en como conseguirlo. Además, su personalidad fría, atractiva y manipuladora les hace parecer más inteligentes de lo que en realidad son. Todo y así no se descarta la posibilidad de que podamos encontrarnos con alguien análogo a Hannibal Leckter; pero en ningún caso se debería a una capacidad innata que va unida a la psicopatía. Nada tiene que ver. Diferentes son aquellos psicópatas que nacen en un ambiente culto. Al disponer de oportunidades para desarrollar su intelecto, es posible que adquieran ciertas capacidades intelectuales, las cuales podrá usar en pro de sus intereses instintivos. Sería, en este último caso, el contacto con un ambiente favorable al fomento intelectual, lo que daría explicación a la existencia de un eventual psicópata “inteligente”.

“SIEMPRE ACABAN DELINQUIENDO, AGREDIENDO, MATANDO…”

El psicópata no tiene porque ser asesino. Los expertos afirman que entre el 0,5 y el 1% de la población sufre de psicopatía, de ser cierto, significaría que estamos ante la existencia de, entre 35 y 70 millones de psicópatas en todo el mundo. Es evidente que no todos acaban matando. Lo que si que es cierto es que los psicópatas acaban provocando siempre daños, pero pueden ser de todo tipo (económico, psicológico, físicos) y grado (leves, graves, muy graves) Los casos que contienen daños físicos de mayor envergadura, son los que salen a la luz pública y los que acaban por fijarse en la retina de los ciudadanos, aceptándolo como un rasgo común. 

Ya en 1948, Harvey Checkley, uno de los grandes estudiosos sobre la materia, describía a una tipología de psicópatas denominados “exitosos”. Determinó que la psicópatía también consistía en un estilo disfuncional de personalidad, y que éste, era bastante prevalente entre la población general (1%) Se tratarían de psicópatas con una adaptación social positiva, que les diferenciaría del psicópata antisocial. Los exitosos pueden acabar siendo médicos, abogados, políticos o gente con una aparente vida “normal” que, pese a ser personas irresponsables e indignas de confianza, no acabarán delinquiendo ni en prisión, como ocurre con los psicópatas propiamente antisociales.


“SUS ASESINATOS SON SIEMPRE ESPECTACULARES Y SANGRIENTOS”

Aunque cinematográficamente este sea un elemento muy recurrente, la psicopatía no es algo que dé explicación a este tipo de crímenes. Detrás de un caso sangriento, brutal, o desproporcionadamente violento, normalmente se acaba encontrando un trastorno mental, y no uno de personalidad. La psicopatía, como “constucto” (síndrome complejo), se asemeja más a un trastorno de personalidad. Si es cierto, que la falta de empatía emocional da rienda suelta a la crueldad, pero el psicópata solo la desarrolla si con ello consigue algo a cambio. En ocasiones, el psicópata cuenta además con algún trastorno mental, y es alrededor dicha enfermedad, cuando solemos encontrar atrocidades tales como amputaciones, desmembramientos, profanaciones, etc. Esos casos, aunque una minoría, son los que se mediatizan con el fin de alimentar a una sociedad morbosa (de la que no me diferencio), pero a la vez, creando un falso “vox populi” que acaba confundiendo el concepto de psicopatía. 

“NO TIENEN EMPATÍA”

En este caso, nos encontramos con una verdad a medias. Es cierto que el psicópata tiene una desconexión con la capa del cerebro que está relacionada con las emociones, el Paleopalio. Son personas carentes de respuesta emocional y ello les inhabilita en el terreno de la empatía. Lo que ocurre es que la empatía tiene dos vectores: la emocional y la cognitiva. La empatía cognitiva consiste en la capacidad para entender los sentimientos de otra persona, aún no sintiendo dichos sentimientos. La empatía emocional sería la de poder experimentar la misma emoción que otra persona. Los psicópatas pueden aprender a descifrar los códigos conductuales para entender si una persona siente amor, miedo, tristeza… y de la misma manera pueden aprender a aparentar esos sentimientos, si la situación lo requiere (para su carácter manipulador y parasitario es completamente útil conocerlo y pensar en ello) Pero es cierto que nunca podrán sentir esa emoción; siendo ésta, una de las características más evidentes para empezar a detectar el trastorno.

“SON INCAPACES DE CONTROLAR SUS IMPULSOS”

Se suele asociar instinto a impulso. Al ver al psicópata como un ser que se dedica exclusivamente a satisfacer sus instintos, inevitablemente pensamos que está al servicio de los mismos. Se piensa que el psicópata no puede contener los impulsos que le llevan a satisfacer sus instintos. Pero no es del todo cierto. Si que podemos encontrarnos con psicópatas altamente ansiosos o que se muevan de forma inmediata para satisfacer sus necesidades instintivas, pero normalmente nos lo encontraremos cuando el psicópata no haya aprendido otra cosa, y no tenga las herramientas necesarias en su vida para actuar de un modo diferente.

La impulsividad en la que piensa la mayoría, la que sería más propia de un ansioso o un paranoide, no tiene porque estar presente en la psicopatía. Esto está fundamentado en que la psicopatía es el único trastorno que comporta una agresividad instrumental. Es decir, aquel psicópata que utiliza la violencia sólo en función de lo que quiere conseguir, cuando necesita algo, controlando su uso e intensidad. En contraposición a lo que sería el ejercicio de la agresividad reactiva o impulsiva, que surge sin control ante un "output" determinado. Este tipo de violencia también se encuentra en la psicopatía, por lo que no sería raro ver actos de impulsividad en psicópatas, pero no de una manera tan frecuente como se cree. 

“NO PODEMOS REINSERTARLOS”

Es cierto, por el momento no hay una solución para la psicopatía. En gran parte se debe a que estamos ante un problema físico producido por un desarrollo cerebral deficitario, lo que hace a cualquier terapia infructuosa. De hecho, si un psicópata se somete a un tratamiento destinado a la reinserción se consigue un peor resultado, ya que aprenden mejor como han de comportarse para pasar desapercibidos y parecer “curados”. Actualmente se sabe que el único elemento de la psicopatía que puede solucionarse, aunque no es nada fácil, es el de la antisociabilidad. Pero parece ser solo un parche, ya que la persona seguirá siendo como es, pero al menos aprenderá a usar vías no delincuenciales.

[Por ejemplo, el violador de Bellvitge dijo “yo con las mujeres, o pagando, o pegando” eso evidenciaba que no tenía asumido otras vías de relación, no tenía herramientas de interacción social, no las había aprendido. Y como tampoco sentía remordimientos por usar las formas antisociales de relación, tampoco las cambiaba ni hacía por aprender de nuevas. Quizás de haberlas conocido, estaríamos hablando igualmente de un misógino pero no de un violador.]

Los expertos no se resignan a encontrar otro tipo de soluciones. Se está empezando a pensar en la prevención. Por un lado se está trabajando para detectar en niños o adolescentes los rasgos propios de psicopatía, y así "prepararse para lo que pueda venir". El tratamiento de estos sujetos requiere fundamentalmente de terapias cognitivo-conductuales que den al menor una formación de valores y conductas para que aprendan a desarrollarse entre unos límites y parámetros éticos y morales, aunque ellos no sientan esa moral como tal.



En una vertiente más "pro-ficción" encontramos corrientes de investigación neurobiológica con la pretensión de encontrar razones exactas que expliquen esa anómala formación del cerebro, que lleva a los psicópatas a ser como son. Una rama que centraría su análisis en el periodo prenatal, durante la formación del ser humano, y que de encontrar resultados concluyentes, podría dar instrucciones a seguir durante la gestación, con la finalidad de reducir el riesgo de dar a luz a un potencial psicópata. Pero eso ya es, indudablemente, otro cantar. 


jueves, 29 de noviembre de 2012

Obras Criminológicas II "Carrie"



Carrie nos muestra la historia de una chica de 17 años que vive con su madre, una católica radical que la maltrata desde hace años. El ambiente en su casa está regido por las amenazas y la negación propio del catolicismo mas extremo. Carrie crece como una persona insegura, con fuertes creencias religiosas injustificadas y además viste de forma anticuada cosa que provoca que en el colegio sea rechazada desde el primer día. Después de una serie de acontecimientos traumáticos la historia acaba en una inesperada catarsis: La aniquilación de centenares de personas y un pueblo reducido a cenizas. 


Carrie es un libro, que pese a pertenecer al género del suspense y del terror, cuenta una historia dramática que podría ser totalmente verídica. Aunque se escribió en 1974 nos cuenta un problema que a día de hoy, y por desgracia, permanece y es objeto de noticia en periódicos y telediarios. La novela está acorde con los estudios y conclusiones realizadas en la materia. Todo ello hace de este libro, no solo una obra maestra en su género, sino una buena explicación criminológica sobre el sentimiento de anomia, y una de las consecuencias más destructivas en las que puede desembocar. Si eres de las personas a las que les gusta adentrarse en cualquier narración sin conocer datos que puedan influir en su valoración y disfrute, no sigas leyendo. Pero es digno de recalcar, los posibles factores violentos que pueden darse en casos protagonizados por los llamados "School Shooters", y que esta novela nos muestra. 

Violencia Intrafamiliar 

La agresora en éste caso es la madre, que ejerce una violencia sobretodo psicológica. El libro la describe como una persona desquiciada que vive por y para la religión, siendo las normas católicas más extremas, las que la llevan a ejercer un maltrato constante y destructivo. Según los estudios sobre madres maltratadoras, sólo se atribuyen como causa a alteraciones psicológicas, un bajo porcentaje del total de ellas; la mayoría no tienen trastorno mental, pero si presentan factores de riesgo que las llevan a situaciones emocionales inestables. En el caso de la Sra. White (madre de Carrie) encontramos presentes algunos de esos factores: El desempleo ya que se dedica plenamente a la iglesia, el aislamiento social o la falta de redes o apoyo, ya que todo el vecindario la evita y no cuenta con ninguna amiga. El hecho de que la mujer no desarrolle una autorrealización plena puede incrementar la obcecación hacía sus hijos, ya que la crianza de los mismos es la única tarea que puede darle una satisfacción futura de trabajo bien hecho, por ello, muchas de las maltratadoras se acaban convenciendo de que los hijos les pertenecen y tienen derecho sobre ellos. Dicha obsesión provoca además que cualquier acto que moleste o no sea acorde a los principios de la madre, sea visto por ésta como un ataque personal. Acaban viendo a sus hijos como enemigos. En este caso, vemos claramente que el perfil de la madre es de una mujer con baja tolerancia a la frustración, ya que el maltrato se incrementa y se vuelve crónico desde que el marido la abandona por otra mujer. Tiene expresiones inadecuadas de ira como refleja el episodio en el que Carrie es encerrada y castigada por haber tenido la menstruación [la madre lee un trozo de la Biblia en el que se explica que la regla es una expresión del castigo que dios impuso a la mujer por el pecado de Eva] Todo ello son caracteres tipicos de la persona que ejerce violencia en el seno familiar. De igual manera, esa pasión ultracatólica nos hace evidenciar que se da un factor más de riesgo, propio de la mujer maltratadora: La gran parte de ellas aprendieron y creen que el castigo y la violencia son formas adecuadas y a veces las únicas para enseñar a sus hijos. Además, existe una notable correlación entre la infelicidad y la baja autoestima, con el maltrato de los hijos. Esto es claramente evidente en el libro, cuando la madre relata la experiencia con su marido el cual la dejó embarazada y la abandonó.

Violencia entre iguales

El bullying es el eje principal de la novela y es el tipo de violencia en la que más se profundiza. Este tipo de violencia se caracteriza y diferencia del resto, por ser una violencia ejercida entre iguales. Para entender la causa de esta tipología, deberemos centrarnos en los agresores y sus características. Son personas impulsivas, con escasas habilidades sociales, con baja tolerancia a la frustración, con dificultad para cumplir normas, les cuesta hacer autocrítica y tienen relaciones negativas con los adultos, así como un bajo rendimiento. Además, en cuanto a sus relaciones familiares, suele destacar la ausencia de relación afectiva cálida y segura por parte de los padres, una desatención generalizada para enseñar a respetar los límites así como una permisividad ante conductas antisociales, explicación acorde con la teoría de los vínculos sociales de Hirschi. Si nos fijamos en Chris, la agresora principal de la novela, podemos observar fácilmente la mayoría de esas características. A modo de ejemplo, vemos como Chris, siempre está en constante rebeldía (dificultad para cumplir normlas, bajo rendimiento…) Al ser expulsada del baile es cuando perfecciona el plan letal (baja tolerancia a la frustración) y también se nos hacen referencias a la poca atención recibida por sus adinerados padres que le consienten todo lo que quiere y ejercen un nulo control de su conducta.
Además, se hace constante referencia durante todo el libro a la complicidad del resto de alumnos y al efecto sinérgico que provoca la humillación ante el resto de espectadores que restan impasibles.  Este es un elemento característico de este tipo de violencia. Tanto los meros espectadores, como el grupo que incentiva los actos del acosador y los valida, conforman junto al agresor y al agredido el denominado “triángulo del bullying”. Esto incrementa el daño psicológico en la víctima a la vez que refuerza la actuación del abusador ocultando su sentimiento de inferioridad interno.
Por otra parte, este tipo de violencia instrumental ejercida por el acosador, tiene un especial efecto perjudicial en la víctima. Fundamentalmente se debe a la edad en la que se produce, y por quienes son los agresores. En la adolescencia, el sistema cognitivo y emocional todavía está formándose; ello comporta que la mayoría de jóvenes no tenga aún unos buenos mecanismos de control emocional que les permitan canalizar el acoso y reponerse del mismo. Ese daño y encierro psicológico es acentuado cuando los autores son tus iguales, es decir, las personas con las que compartes el mismo momento vital como es la adolescencia y con los que te relacionas. Además, en el caso de Carrie se le suma su pésima situación familiar y pese a que podemos observar en ella cierta resilencia durante toda la historia, el duro acontecimiento que ocurre en el baile lleva a que se produzca una de las consecuencias que el bullying puede desencadenar y que se explica a continuación, que el acosado se convierta en acosador.

Asesinato en masa

El final de la novela se centra en la masacre que Carrie, gracias a sus poderes, efectúa en todo el colegio y posteriormente en el pueblo. Se trata de una violencia reactiva en contraposición a la instrumental, como lo es la ejercida por la madre y los alumnos. Como perfil básico, los asesinos en masa suelen ser personas solitarias, que se sienten aislados y tienen fuertes sentimientos de negatividad y resentimiento. Este encierro psicológico los hace vulnerables a que una situación aguda de estrés actúe como detonante. Si a la vez se dispone de la oportunidad, como por ejemplo tener acceso a armas, acabarán desatando su ira sobre los que considere enemigos o causantes de su mal estado anímico. Parece bastante aproximado a lo que ocurre con Carrie. El vivir una situación de aislamiento y maltrato, tanto de su madre como de sus compañeros, ya la coloca en esa situación anómica propio de este tipo de violencia. El detonante es en este caso, lo acontecido en el baile del instituto: Se siente acorralada, humillada en el momento menos esperado y además ve como muere el chico del que se está enamorando. La oportunidad la tiene en cuanto a que posee telequinesia; este hecho no es más que una metáfora que Stephen King, como autor de terror i ficción, utiliza; pero se podía haber narrado una historia similar con cualquier tipo de arma u oportunidad para masacrar al pueblo. Esta explosión de ira, que provoca la tensión acumulada y la situación anómica del asesino, es claro por cuanto a que muchas veces los autores acaban suicidándose. Además los pocos asesinos que han podido ser atrapados, parecen no recordar claramente el evento, elemento característico de la enajenación. 
Por otro lado, aunque el principal problema para el análisis de este tipo de violencia está en la multiplicidad de motivos por los que se efectúa, podemos ver, en base a la cantidad de casos que han habido, que en situaciones de bullying, una respuesta como la de Carrie no es inhabitual. En la mayoría de asesinatos en institutos, vemos que detrás existía una situación de acoso físico y/o psicológico del autor de la matanza por parte del resto de alumnos. La masacre de Columbine, el asesinato en masa de la escuela de secundaria de Jefferson County o el caso de Rafael Solich de tan solo 15 años en 2004 en un Instituto de Argentina, son ejemplos análogos a lo que King cuenta en su novela.

En definitiva, Carrie es un libro digno de ser leído ya que cuenta una historia de ficción que en ocasiones hemos  visto en la vida real. Entenderlos no los justifica, pero nos da una visión desde la que podemos empezar a buscar verdaderas y efectivas soluciones. 

lunes, 12 de noviembre de 2012

El impacto criminal de la crisis financiera


Estamos viviendo días de recesión económica, la más profunda desde la Segunda Guerra Mundial y, aunque muchos ya lo puedan adivinar, esto está provocando un empobrecimiento paulatino de todos los estratos sociales y en consecuencia causando un impacto en la criminalidad. Veamos que tiene que decir la ciencia criminológica al respecto.




En primer lugar se ha de tener en cuenta que los niveles de desigualdad representan uno de los factores más importantes asociados a las tasas de criminalidad en las ciudades. En su mayoría, los estudios que encontramos al respecto han puesto en relieve la gran relación de causa-efecto que hay entre los niveles de desigualdad económica y los delitos contra la propiedad. Éstos determinan que los delitos contra la propiedad aumentan durante las recesiones económicas y disminuyen a la par que la economía mejora. Hasta aquí todo correcto. Los datos solo nos muestran lo que el mundo, sin ser docto en nada, puede llegar a intuir.  Pero hay una serie de matizaciones y otro tipo de efectos que deben explicarse.


Existe una serie de grupos vulnerables a los que el mercado laboral trata con más virulencia, hablamos de las mujeres, los inmigrantes y los jóvenes, en base a diferentes análisis se cree que si la recesión continúa se producirá un aumento de la victimización. Ya a día de hoy podríamos casi adivinar una victimización generalizada de casi todas las categorías sociales.  

Analizando el factor femenino se observa la posibilidad que las tasas de homicidios de mujeres pueden aumentar con el desempleo. Hay algunas pruebas que lo evidencian de la forma siguiente. El desempleo es motivo de ansiedad y crispación motivo por el cual se puede incrementar la facilidad de que surja mas violencia doméstica a la que ya existe, pero además que las mujeres se vuelvan económicamente dependientes del marido puede hacer aumentar su exposición a dicha violencia. Ejemplo de esta posible tendencia lo da el informe elaborado por Reino Unido en el 2009 donde se observa un ligero aumento de la violencia doméstica en el último año.

Del mismo modo se prevé que la crisis económica también habilite más oportunidades para la delincuencia organizada. Los inmigrantes, sobretodo los indocumentados, al estar en mayores situaciones de precariedad, se convierten potencialmente en carne de cañón para su explotación tanto laboral como sexual, siendo a su vez mujeres y niños, los más vulnerables a ser víctimas de tráfico humano. De igual manera las organizaciones criminales pueden encontrar con mas facilidad peones en todo el perímetro nacional de entre los jóvenes en riesgo de exclusión, que no tienen más futuro que el ofrecido desde cualquier mafia sin escrúpulos que usa la miseria como una fuente de enriquecimiento más.  

                                      Gomorra de Mateo Garrone
Los últimos datos oficiales (Noviembre del 2012) por parte del Ministerio del Interior reflejan un descenso de los delitos y faltas del 1,6%, dato que no nos ha de extrañar ya que la delincuencia en nuestro país tiende a mantenerse/disminuir cada año, pese a que la información basura de los medios de comunicación haga percibir lo contrario. Pero corroborando lo expuesto aquí, los datos también reflejan que, pese a existir menos delitos, se ha producido un aumento considerable (24,5%) de los robos con fuerza en el domicilio.

La solución a este problema la vienen exponiendo múltiples organismos internacionales al demandar que se aumenten los mecanismos de protección social, de creación de empleo y de adquisición de habilidades y formación. Ya en 2010 se decía desde el Informe Internacional de la Prevención haciendo un llamamiento a los países para que llevasen a cabo estrategias de prevención del delito que permitieran evitar la necesidad de llevar a cabo las costosas intervenciones de justicia penal. Es fundamental centrarse en fortalecer la prevención del delito y la protección social, así como el apoyo específico a los grupos vulnerables. Medidas para ayudar económicamente,  planes para obtener un empleo seguro y medidas preventivas en las zonas de la ciudad con alta criminalidad son las únicas que pueden aumentar la capacidad de recuperación de las comunidades e individuos. Propuestas y medidas criminológicas que son abatidas con la letal indiferencia de los poderes públicos, de éste y resto de países; provocando el mantenimiento de una constante y prologada decadencia de la que no será fácil salir. 

lunes, 5 de noviembre de 2012

El factor de la invulnerabilidad


¿Por qué fumamos cuando sabemos que es una de las principales causa de cáncer? ¿Qué lleva a la gente a practicar relaciones sexuales sin protección aún sabiendo la posibilidad de embarazo o ETS? ¿Cómo se explica que a día de hoy se sigan produciendo tantos accidentes de tráfico pese a que existan medidas preventivas de información y control?  La correcta respuesta comportaría una explicación extensa en la que se desgranasen los múltiples  factores que intervienen en la psicología humana, y que llevan a las personas a asumir todo tipo de riesgos. Sin embargo, existe un mínimo común denominador aplicable a éstas y otras cuestiones con idéntica raíz, es la llamada Invulnerabilidad Cognitiva.


En psicología se conoce así a una de las distorsiones cognitivas que se dan a la hora de procesar la información que nos rodea. Ésta no es otra cosa que lo que conocemos coloquialmente como el “a mi eso no me pasa”, es decir, la falsa creencia de que somos invulnerables a los riesgos del mundo, la tendencia a percibir que se tienen menos probabilidades, que el resto, a que ocurran acontecimientos negativos. El efecto de este sesgo puede ser potenciado o disminuido según la personalidad, experiencia o circunstancias concretas de la persona. Tanto el estado de consciencia como la capacidad de autoestima son fundamentales a la hora de alimentar o retraer la distorsión. Cuanto más consciente se es de la realidad y de los riesgos que se asumen con cada acto, menor es el sentimiento de invulnerabilidad. Igualmente la visión que tengamos de nosotros mismos, y como nos valoremos, hará que seamos más propensos a incurrir en riesgos, o por el contrario, que tendamos a evitarlos. Además es básico analizar el tipo de beneficio que se obtiene como contraprestación del riesgo. Por ejemplo, el intento de concienciar mediante advertencias en las cajetillas sobre el peligro de cáncer, que el tabaco provoca a largo plazo, nada tiene que hacer con la satisfacción instantánea, adictiva y placentera que da fumar un cigarrillo después de las comidas. La misma ineficacia que tienen las advertencias medioambientales para las grandes empresas que, con tal de hacer dinero, poco les importa la contaminación que emitan. Aunque en éste último ejemplo el problema de base es que sale más barato pagar la multa, si un día se lía parda, que producir sin contaminar.


Este sesgo optimista de las personas a la hora de valorar si exponerse a un riesgo nos interesa como criminólogos. Principalmente porque explica una pequeña parte de la conducta humana y nos da claves en nuestro terreno de estudio y análisis. Encontramos esta distorsión en los llamados delitos de riesgo y es un factor que forma parte de la explicación del delito, pero también interesa desde el análisis de las medidas preventivas que se tomen. Un ejemplo claro sobre esto último es la evolución que han sufrido las explícitas y agresivas advertencias por parte de la DGT. A fin de intentar poner en consciencia al conductor no se limita a emitir anuncios en televisión. Éstos simplemente conciencian en el sofá pero, una vez se está al volante, la distorsión hace apretar el acelerador, no parar a descansar, o no privarse de la cerveza en el área de servicio. Por ello se optó por advertir mediante anuncios en plena carretera o directamente vetar la compra de alcohol o el límite de velocidad. Además, sabiendo que este tipo de distorsiones son difíciles de tratar de un modo general, no es extraño que las campañas vayan dirigidas a personas cercanas al conductor para que sean ellos los que actúen como control informal.  Sin embargo parece que la eficacia solo será posible cuando los automóviles se vuelvan tan tecnológicamente inteligentes que sean capaces de controlar los errores humanos: Coches que no dejen conducirlos si no se supera un test de alcoholemia, o que frenen al detectar otro coche a poca distancia. 




La seguridad vial y el resto de referencias casuísticas tan solo son unos pocos ejemplos entre los muchos que interviene esta distorsión y de la que nadie se libra. Así que reto al lector a detectar en su día a día ejemplos tales como cuando no se apaga el móvil en el avión por pereza, cuando decidimos prescindir del cinturón o casco por comodidad o cuando vemos que el director de una discoteca no toma las medidas de seguridad apropiadas para ahorrarse los miles de euros que valen. En cada caso el razonamiento del infractor acaba conteniendo ese factor de invulnerabilidad. Y ahora, que conoces  de que se trata, ¿cuántos eres capaz de ver?

domingo, 28 de octubre de 2012

Matonismo


El Periódico      El Mundo     El País       ABC
El pasado jueves 18 de Octubre los periódicos amanecían con la noticia sobre la conmoción de la sociedad canadiense por lo que parece ser un suicidio de una chica de 15 años. Víctima de acoso escolar desde hacía años, decidió grabarse a sí misma para explicar lo sucedido a quien la quisiera escuchar. El caso de Amanda Todd ha reabierto, una vez más, el debate sobre la violencia entre adolescentes en el ámbito escolar, o lo que es lo mismo: el bullying. 


En la actualidad "bullying" es el nombre que se le da a una conducta que existe desde bastante antes que tuviera esta popular nomenclatura. Bullying viene de "bully" que en español traduciríamos por matón. En todas las generaciones ha habido matones, y quien más y quien menos los ha detectado durante su etapa estudiantil; por lo que no entraré en detalles. Lo vital aquí es explicar las consecuencias psicológicas de dichos actos para evidenciar la necesidad de políticas preventivas y tratamientos que aborden la cuestión. 

Criminológicamente podemos describir el bullying como aquella persecución física o psicológica de un alumno hacía otro, siendo éste último una víctima reiterada que acaba adquiriendo un rol del que es muy difícil salir por sus propios medios. La dificultad añadida a este tipo de acoso erradica en dos factores: la temprana edad en la que se produce, y a que se de entre iguales. En la adolescencia el sistema cognitivo y emocional todavía está formándose. Ello comporta que la mayoría de jóvenes no tenga aún unos buenos mecanismos para el control de las emociones que les permitan canalizar el acoso y salir de él. El daño y encierro psicológico se acentúa cuando los autores son tus iguales, es decir, las personas con las que compartes el mismo momento vital (la adolescencia) y te relacionas.

En la víctima de acoso escolar concurren varias consecuencias psicológicas inmediatas como son el descenso de su autoestima, el incremento de la ansiedad y la propensión a cuadros depresivos. Ello dificulta la integración al medio escolar, y siendo esta fase vital para el adolescente en su formación como adulto, provoca que el desarrollo normal de los aprendizajes se vean dificultados. El ejercicio de la violencia en este contexto pueden producir una serie de implicaciones graves, tanto en el victimario (matón) como en la víctima:
  • Para el matón puede suponer el inicio y desarrollo de carreras delictivas. Aprender a obtener satisfacción mediante el abuso de otras personas puede abrir la puerta a una forma de vida delincuencial.
  • Pese a que no es una consecuencia mayoritaria, puede darse el llamado vampirismo: que el acosado, a posteriori, se convierta en acosador.
  • Desde el punto de vista de la victimología se dan tres posibilidades mas:
    • El acoso, al darse en un entorno escolar, puede dar lugar a una multivictimización. Es muy habitual que al matón inicial se le sumen otros imitadores que hagan sufrir a la víctima. En muchos casos el resto de alumnos se dejan llevar por la inercia que el matón crea (psicología de grupo) eso hace que la ayuda por parte de otros compañeros sea poco probable, incrementando así el sentimiento de exclusión social. 
    •  Consecuencias futuras perjudiciales como podría ser el acarreo de una inseguridad total para la vida, el refugio en las drogas, o incluso al suicidio. El hecho de que se de en un medio cibernético, donde la información y la repercusión se multiplican, incrementa las posibilidades de sentimiento anómico precursor del suicidio. 
    • Salen a la luz los factores de protección de los que la víctima disponga, y en el mejor de los casos se da la llamada resilencia: la capacidad de determinados sujetos para sobreponerse a episodios de dolor emocional y traumas.


Desde la criminología se debaten diferentes posturas de actuación. La mayoría se circunscriben al ámbito escolar, se da por hecho que una mejor educación/autoridad parental solucionaría parte de la problemática, pero eso es susceptible de la mayoría de tratamientos delincuenciales. Aquí por lo que se aboga, como medida de apoyo a la educación familiar, es por una intervención también en la escuela que facilite las cosas.  

Para lograr una buena efectividad la actuación preventiva se debe contener: 
  • Una supervisión responsable que imponga límites a la acción. Además se ha demostrado, en contra de lo que pueda parecer, que este tipo de intervención es más efectiva si se realiza sobre el entorno, a la totalidad de los alumnos. Si lo hacemos solamente sobre los individuos concretamente afectados por el bullying. Esto último comportaría la estigmatización de los supervisados dando lugar a otras problemáticas.
  • La enseñanza debe integrar una metodología básica en la que es vital la figura del profesor, de ahí que éste deba ser correctamente instruido, no vale cualquiera. Es esencial que los alumnos aprendan:
    • A fortalecer la empatía.
    • A controlar el impulso y en concreto la canalización de la ira.
  • Es fundamental incentivar la participación de los padres. Ayuda en gran medida aplicar entrenamiento de los padres vía programa escolar. Esta actuación debería iniciarse antes de que los hijos estén en la edad escolar problemática para así poder anticiparse a los hechos y poder efectuar un correcto control que facilitará el desarrollo de sus hijos, tanto con sus iguales, como en el seno familiar.
  • Además la participación parental debería ayudar a detectar las familias en riesgo, que pudiera predecir que alumnos requerirán de especial atención.
Ejemplo aplicado en Andalucía--> Aula de convivencia

En esta vía están destinadas las llamadas aulas de convivencia. Pese a que a primera vista parece que su aplicación está dando buenos resultados, en mi opinión es un objeto de tratamiento que debe ser revisado y correctamente evaluado. La mayoría, aunque no todas, no cumplen con las directrices expuestas y comportan el riesgo de estigmatizar al matón, ya que tienden a un tratamiento personalizado del agresor y no a uno adaptado al modelo educacional que se integre en todo el entorno y no solo en los sujetos afectados. Tendríamos, que ver si las estadísticas que validan los beneficios de estas aulas tienen en cuenta las consecuencias negativas que, a largo plazo, puede provocar la  estigmatización del infractor. Una batalla ganada que desemboque en otra guerra no es más que una derrota por partida doble. 

martes, 16 de octubre de 2012

La rutina y sus teorías



Era jueves y cogía el metro en hora punta camino de la universidad. Mientras viajaba bajo los efectos aletargantes de la rutina, tuve una reflexión curiosa alimentada por la imagen que día a día ofrece el transporte público a cualquier ojo atento de la realidad que nos rodea. En este caso era la de un grupo de usuarios absortos ante sus móviles de última generación. Estaban impermeabilizados: los auriculares taponaban sus oídos y diminutas pantallas nublaban su vista. Nadie parecía atento a lo que pudiera pasar en aquel vagón.

¿Nadie?


Fijémonos en la llamada teoría de las actividades rutinarias. Establece en uno de sus principios que los cambios sociales actúan como factor motivador en ciertos delitos. Observando el quehacer diario en nuestras ciudades se pueden descubrir hechos semejantes al ejemplo que expondré a continuación.


La teoría mencionada se fija en los cambios que se dan en la sociedad y que motivan la delincuencia. Establece que la motivación a delinquir puede ser alimentada por dichos cambios (también hay influencia inversa, inhibiendo al delincuente) ya sea dando nuevos objetivos susceptibles de delito, así como disminuyendo la seguridad y facilitando la oportunidad delictiva.  Uno de los ejemplos más utilizados es el efecto que provocó la incorporación de la mujer al mercado laboral en Estados Unidos a partir de la década de los 60. Este hecho provocó un cambio en el mundo delictivo por cuanto a que las casas empezaron a quedar muchas horas sin supervisión, cosa que comportó que los robos en viviendas empezaran aumentar. 


Pero volviendo al vagón de metro, esta teoría da que pensar. La masificación de los smartphones ha llevado al uso generalizado de los mismos. Entre los ciudadanos se ha asentado el hábito de usar todas sus múltiples aplicaciones para abstraerse durante el trayecto. Ello reduce la atención de los usuarios y los hace más vulnerables a ser víctima del carterista. No es novedad, ni mucho menos, la existencia de carteristas en los transportes públicos. De hecho su aumento es motivo de debate y opinión en los medios desde hace ya tiempo. Todos acaban concluyendo que la autoprotección es el remedio más eficaz para luchar contra este tipo de hurtos.

Mientras la situación no mejore, la autoprotección parece ser para los usuarios la mejor arma para luchar contra los robos. Llevar bolsos cruzados lo más pegados al cuerpo (especialmente en el caso de las mujeres) o evitar portar el billetero en el bolsillo trasero de los pantalones son algunos de los apartados más destacados del manual del buen pasajero del metro. Andrea García, estudiante de 18 años, añade más. Ir “con mil ojos” y llevar el dinero repartido en diferentes bolsillos, nunca en el monedero.” 1

Además quien utilice el metro barcelonés le será conocida la seguridad a modo de recomendación, que se emite constantemente por los altavoces y pantallas, de ir con cuatro ojos para no ser víctima de carteristas.

Pues bien a toda esta serie de medidas, y en tono de Grouxo Marx, propongo una más. Los nuevos teléfonos, por ley, deberían exponer una nota bien visible advirtiendo que el uso indiscriminado de los mismos puede hacer bajar la guardia ante la vida. Si! Como si de paquetes de tabaco con sus ineficaces advertencias se tratara. La abstracción del móvil ya no solo es preocupante en el metro; sino en la calle, en la cola del supermercado hasta en cualquier reunión con amigos. No dispongo de datos al respecto, pero pensemos en cuantos atropellos, caídas, mierdas de perro pisadas y conversaciones perdidas se habrán dado desde que el móvil es algo más que un aparato para llamar. 




1.Extracto de la noticia La Vanguardia (2011)


Info seria sobre Teoría de las actividades rutinarias


martes, 9 de octubre de 2012

Pederastia e Internet: Más que amigos.


A día de hoy vivimos en una sociedad que no se entiende sin la existencia ni utilización de las nuevas tecnologías, en las que Internet es la prima donna. Escribiendo desde un blog resultaría inútil negar la evidencia,  como igual de innegable son las facilidades que los avances en electrónica y tecnología dan a nuestra vida cuotidiana. Sin embargo, en la otra cara de la moneda encontramos esa misma facilidad para llevar a cabo conductas desviadas y dentro de éstas, para los delitos. Es interesante ver dicha sinergia en uno de los ámbitos delictivos que más ha proliferado en los últimos tiempos: los agresores sexuales infantiles.

El perfil del pedófilo y del pederasta se ha visto modificado en cuestión de unos aproximadamente 15 años. Por lo general nos encontrábamos con personas solitarias, que vivían aisladas con su particular preferencia sexual, que mantenían oculta a la sociedad. Internet y su conexión anónima, y a la vez masiva, con el mundo ha permitido, entre otras cosas, que se normalice la transmisión de archivos de pornografía infantil creando nuevos y muy variados perfiles y prácticas que van desde los propios creadores del material pornográfico (que cada vez son menos solitarios y más camuflados en la sociedad), hasta el individuo que únicamente visualiza pornografía infantil sin la intención de tocar jamás a un niño, o el que solamente se conforma con fantasear mediante archivos de animación o ficción.

Internet a ayudado a la evolución del perfil pederástico debido a que abre el campo de actuación, da la facilidad de acceso a material moralmente inaceptable, y eso crea que las barreras mentales sean más vulnerables y sencillas de saltar. Como resultado obtenemos una heterogeneidad del perfil de pedófilo, así como un aumento y diversificación de las prácticas ya que los instrumentos necesarios para perpetrar tales delitos como puede ser un móvil, una cámara de fotos, conexión a la red… son ya a día de hoy por todos accesibles. Tampoco hemos de olvidar que el terreno de la informática requiere de una técnica y conocimientos especializados, ello también es clave a la hora de adivinar el perfil actual, el dominio de técnicas de encriptación, rastreo... es habitual entre los nuevos pedófilos y pederastas.

Una de las prácticas de nueva creación que ha traído la tecnología es el llamado grooming. El acto que lleva a cabo un adulto para establecer un vínculo afectivo con menores vía Internet, para después extorsionarlos con la finalidad de obtener una satisfacción sexual ya sea con imágenes eróticas o pornográficas del menor, o incluso como preparación para un encuentro sexual. El código penal recoge este delito desde la reforma de diciembre del 2010. Sin embargo también han proliferado otras prácticas que quedan en el límite de lo ilegal, aunque no sin que haya controversia al respecto sobre si perseguirlo o no. Ejemplo claro de esto último es el llamado Hentai (cómics pornográficos) donde encontramos tipologías tan evidentes como el Lolicon, en la que se presentan relaciones sexuales con preadolescentes o niñas prepúberes con varones que doblan y triplican su edad, o el Toddlercon, donde los niños representados suelen ser menores a los 6 años. O la modificación de fotografías de carácter comercial e inofensivo en pura apología de la pederastia, así como webs pertenecientes a asociaciones legales y visibles en la que su lema es “la propagación del amor a los niños” como es el caso de los boylovers.
Ejemplo casto de Toddlercon
A la vista de la situación, los métodos para prevenir y para detectar a estos criminales, así como las disposiciones legales, destinadas básicamente a disminuir la comisión de los delitos también han ido surgiendo. Ejemplo de ello es el artículo 183 bis. de nuestro código penal que recoge la práctica de grooming. O la llamada “desprofesionalización” para los actos relacionados con pornografía infantil, es decir, tratar como irrelevante el ánimo de lucro para considerar como delito el intercambio de material pedófilo. El simple intercambio o tenencia, aún sin contraprestación económica ya es delito. Desde mi punto de vista no es suficiente con cubrir el ámbito legal. No solo la ley acabará con el problema.

Sería útil reducir la brecha digital que se da entre generaciones, hacer llegar a los padres de los menores los conocimientos necesarios para que puedan ejercer un control informal efectivo. Los padres han de ser conscientes de las dinámicas que se dan en Internet, no para prohibirlo, sino para estar atento. Un simple control rutinario bastaría para evitar gran parte de casos. De igual manera debería ponerse énfasis en los centros educativos sobre el correcto uso de las tecnologías y sobre cómo defenderse uno mismo de caer bajo los peligros de la red. El menor ha de aprender también que peligros entraña la red para estar alerta, una navegación segura se consigue básicamente con el conocimiento del propio usuario a protegerse. Que no se trabaje en la prevención de un modo correcto hace complejo que lleguemos a dar con una solución eficaz. Y si a esta carencia, le sumamos el difícil control de las mencionadas prácticas que se dan rozando la ilegalidad, podemos afirmar que la erradicación del problema está lejos de llegar. Pero afortunadamente, tampoco lo harán los debates y reflexiones al respecto.